Paseo con Tatá y Yeyé

Abuela, este fin de semana largo llevé a pasear a Tatá y a Yeyé. Los llevé al Big Four Bridge — el puente peatonal que une a Louisville en Kentucky con Jefferson en Indiana. Les hice algunas fotos y se portaron bastante bien. Te enseño algunas de las fotos.

Vista de Louisville desde el Big Four

Vista de Louisville desde el Big Four

En la orilla de Indiana

En la orilla de Indiana

Desde la rampa de acceso al Big Four

Desde la rampa de acceso al Big Four

 

 

 

El río Ohio

El río Ohio

Vista desde abajo en Kentucky

Vista desde abajo en Kentucky

El Big Four y la Interestatal 65 en el fondo

El Big Four y la Interestatal 65 en el fondo

Tatá recordando tiempos de columpiarse

Tatá recordando tiempos de columpiarse

A Tatá le gustan los columpios

A Tatá le gustan los columpios

Yeyé en la plataforma de acceso

Yeyé en la plataforma de acceso

Tatá admirando el río Ohio

Tatá admirando el río Ohio

La belleza del puente Big Four

La belleza del puente Big Four

El Big Four sobre el río Ohio

El Big Four sobre el río Ohio

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Historias de La Colonia Española

Abuela, aprovecho que estoy un poco enfermito para escribirte unas letras. Como ahora tengo que estar en cama — y no puedo molestar a mi Mamá, abuela Kiki, Papá y a mi hermano Jona — tengo tiempo para contarte: lo que más me gusta es hablar por teléfono. Aprieto los botones como me parezca, y si no hablo, le doy golpes al televisor con el teléfono. Lo mío es hacer bulla abuela… bueno, ¡tú me conoces!

Me ingresaron en la Colonia porque tenía mucha fiebre. Parecía amigdalitis pero posiblemente son cuatro muelas que me están saliendo juntas. Como quiera que sea, ya me siento mejor. Te cuento una historia que me dijo otro niño en la Colonia. Dice que ocurrió a unos parientes de sus vecinos… unos africanos. No sé bien cómo son los detalles, pero te cuento de todos modos.

Sucede que esas gentes querían comprar un carro. Uno de medio palo pues están trabajando los dos y — aunque trabajan en el mismo lugar —, no siempre tienen el mismo horario laboral. Entonces tienen que esperar uno por el otro. Pues bien, fueron a un dealer de carros (eso es un concesionario de autos) y escogieron un Toyota Rav 4, del 2006 muy bonito. Como un jeepesito rojo. El auto tenía más de 122 mil millas y les parecía el precio muy alto. Entonces se sentaron a negociar el precio con el agente de ventas — un tal Chris. En la mesa de negociación, la muchacha, una joven quien parece tiene más espuelas para estas cosas le hizo una oferta a Chris. Se pusieron de acuerdo entonces con el precio, el adelanto (o downpayment como le dicen), y el interés del financiamiento. Chris les dijo que iría con el supervisor para ver si aprobaba la transacción. Demoró bastante en regresar. En ese momento los parientes de mi amiguito no tenían ni idea que toda esa espera es parte de un fraude, un complot.

Regresó el Chris con cara de alegría y celebración: ¡deal, deal, good deal! Lo cual significaba que el supervisor había aprobado la oferta de la joven. Todos muy contentos… ingenuamente. Esperaron otro tanto y Chris vino con un pretexto para irse: tenía que irse porque había muerto — dijo — el padre de un amigo. Tronco de mentira abuela, él necesitaba no estar presente en la firma de los documentos. Pero los parientes no sabían que aquello era una cama.

Los llamaron a firmar y otro tipo allí les dijo que firmarían lo que habían acordado con Chris. Recuerda que Chris — supuestamente — ya se había ido al funeral. Pero ese tipo no les entregó los documentos, ni les explicó una palabra, antes de firmarlos. Incluso, se los acercaba y les decía: “firme aquí” Pero sostenía los papeles. Los parientes de los africanos no podían imaginar que en ese lugar (el más importante dealer de autos de la ciudad), le estuvieran engañando miserablemente.

Cuando llegaron a la casa encontraron que habían firmado papeles con un precio muy superior al que acordaron. El interés del financiamiento también lo cambiaron altísimo. Tendrían que pagar, por los próximos cuatro años, la letra de un carro como si fuera nuevo. Un carro con más de 122 mil millas.

Regresaron al otro día y un supervisor (insolente, odioso, racista) les dijera que ya habían firmado; la transacción no podía cambiarse. Los parientes les dijeron que dejarían el carro allí mismo pero le respondieron que si hacían eso, el dealer llamaría la grúa y le llevaría el carro a la casa… también tenía que pagar la grúa entonces.

Imagínate abuela cuánta frustración ser víctima de un engaño de esa magnitud. Dicen que tuvieron deseos de todo… pero comenzaron a gestionar. Escribieron un mensaje al director general del dealer y le explicaron lo que sucedió. Hicieron un reporte en un sitio del internet sobre protección al consumidor. Llamaron a la policía para hacer un reporte. Casi nada de eso sirvió para para algo: recuerda que difícilmente la ley favorece a los pobres en este país.

Pero el director general respondió. Envió a otro supervisor para que analizara el caso. Hicieron una cita y se reunieron el lunes pasado. En la reunión no quedaron claros los detalles para la ejecución de esta patraña. Pero la joven no transó, casi se tira para el solar abuela. Si ves cómo estaban. Bueno, el asunto es que ese supervisor aceptó una salida: escojan otro auto y hacer todo el proceso de nuevo.

Salieron al parqueo otra vez y escogieron un Toyota Yaris del 2012. Éste con sólo 35 mil millas. Todo fue mejor, mucho mejor. Se deshicieron del carro rojo — y su inmensa deuda — por un carro más moderno y más barato. Ahora pagarán menos por un carro más nuevo. Están contentos… pero la experiencia fue devastadora.

Y por lo que llegó en el correo postal ayer… es posible que esta historia no haya terminado aún. Sucede que un banco — no sé, abuela, si ese es el único banco que trabaja con ese dealer — les informa que no acepta financiarles el carro. No dice muchos detalles, no saben sobre cuál carro hablan. Pudiera ser que como ese banco no acepta (sospechosamente) financiar el Yaris, los parientes africanos tengan que devolver el carro al dealer. Lo cual sería maravilloso: devolver el carro al dealer; que el dealer devuelva el dinero adelantado y en paz. Entonces ir a comprar otro carro… en otro dealer, uno bien lejos de esa madriguera de ladrones.

Abuela, esas cosas te cuento para cuando vayas a comprar un carro tengas mucho cuidado con los dealers. Si puedes evitarlos a todos… mejor. Siempre tratarán de robarte, de una u otra manera. Robando se hacen ricos abuela. Esos… y los otros, es la única manera de hacerse ricos: robar.

Aquí te dejo unas fotos de los carros que te conté.

Foto 1

Toyota Rav 4, del 2006

Toyota Rav 4, del 2006

Foto 3

 

Yaris 3

Toyota Yaris, 2012

Yaris 2 Toyota Yaris del 2012

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Las Jabas del Bodeguero

Abuela, la jaba es un aditamento especial para el vestir cotidiano. Incluso cuando sales de etiqueta, siempre es saludable llevar oculta una discreta jabita. Es una buena idea que salgas siempre con jaba. Uno nunca sabe lo que encontrará. Y nunca perezoso para lo que requiere diligencia — si encuentras algo barato, cómpralo in so facto. Por eso te presento unas jabitas muy elegantes. Estas lindas jabitas están hechas con retazos de tela. Los patrones de diseño geométrico, muy elegantes en su estabilidad simétrica. Muy bonitas y útiles para comprar el pan e ir a la bodega.

 
Pancho el Bodeguero de Puerto Príncipe.

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Mudanza

Abuela, estas fotos se las hice a abuelo Yeyé y abuela Tatá. Había bastante aire frío en el downtown y tuve que llevarlos para la casa. Louisville es una bella ciudad en la riviera sur del Río Ohio. Ese río hace frontera entre el Estado de Indiana —por el sur— con el Estado de Kentucky. Le hice algunas panorámicas a la ciudad y al río. Te escribiré más por aquí, también tengo que hacer más fotos del invierno para que veas la cantidad de nieve que tenemos este invierno.

Tatá en el mirador del Río Ohio

Tatá en el mirador del Río Ohio

Abuelo Yeyé en el mirador del Río Ohio

Abuelo Yeyé en el mirador del Río Ohio

 

 

 

 

 

 

Abuelo Yeyé

Abuelo Yeyé

La Interestatal 64 sobre el Río Ohio

La Interestatal 64 sobre el Río Ohio

 

 

 

 

 

 

 

Downtown 1

Downtown 1

Downtown 2

Downtown 2

 

Downtown 3

Downtown 3

Downtown 4

Downtown 4

 

La Interestatal 65 sobre el Río Ohio

La Interestatal 65 sobre el Río Ohio

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Mudanza

Abuela, me mudé. Estuve todo este tiempo ocupado con la mudanza, no podía escribirte. Tampoco he tenido mucho tiempo para hacer fotos pero te envío unas que tengo. Me he dedicado más a cansar a Mamá, a Papá y abuela Kiki. Los tengo agotados a todos —y me como todo lo que puedo alcanzar. Cuando tengo hambre… hasta los vecinos se enteran. Luego te cuento más.

Mi apartamento está en la planta baja —el primero de la esquina izquierda, primera foto. La segunda foto es una vista más cercana del portal. Y una foto de la sala con la mesa central del juego de sala, el TV y parcialmente el juego de sala.

El cuarto de estudio con el buró y la computadora de estudio, y el pequeño buró de trabajo con la computadora de trabajo. También una foto del librero grande. Abuela, luego te presento otras fotos —la ciudad.

David Cañongo — Pancho Blogger

En la esquina

En la esquina

Planta Baja

Planta Baja

 

 

 

 

 

 

Sala 1

Sala 1

Estudio 1 Estudio 1

 

Trabajo

Trabajo

Librero 1

Librero 1

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Mamá Te Quiero

Abuela, hoy tengo que decirte unas cosas para mi mamá. Yo la veo todos los días, no la dejo hacer las cosas… ni descansar, porque no quiero estar en el corral. Sólo quiero que me carguen en brazos. Pero no hablaremos sobre eso hoy.

Yo estuve conversando con mi abuelo Yeyé. Y lo vi bastante preocupado. Mi abuelo Yeyé cree que mi mamá y mi papá tienen una tarea difícil y larga con mi hermano y yo. Ser padres es una tarea difícil —eso lo sé yo bien. Pero la preocupación mayor de Yeyé ahora es mi prima Betsy. Mientras Betsy esté en Puerto Príncipe, allí tendrá el cariño, el amor y la delicadeza que una princesa necesita. Ella es una niña muy buena, siempre trata de agradar y ayudar. Betsy es la niña de mi mamá y mi papá, es nuestra hermana. Pero dice abuelo Yeyé él sabe que a Betsy no le gusta la escuela. Que así como se dice hay personas con “ojos vagos” —es decir, ojos a los cuales hay que obligar para que trabajen y realicen la función de la vista— también hay personas con “cerebro vago.”

No es una frase técnicamente muy acertada, pero Yeyé parece quiere decir: se trata de personas que no tienen patología alguna. No son discapacitados en ningún grado… pero se les hace difícil aprender. La dificultad proviene —probablemente— del mundo emocional, subjetivo. Eso es, si Betsy está suficientemente motivada… aprende con entusiasmo. Lo difícil es saber cuál es, y cuánta motivación ella necesita. ¿Me explico? Abuelo Yeyé y yo hablamos muchas veces sobre eso.

Mamá necesita salud. La Bodega de Puerto Príncipe gira alrededor de ella. De su buena salud física y emocional depende toda la dinámica de Puerto Príncipe. Tenemos la tendencia a pensar (el mecanicismo filosófico) sobre el organismo como si se tratase de una máquina. Con sus partes, piezas, conductos y mecanismos de control. Pero es una idea errónea… y peligrosa. Un individuo humano no es una máquina. Un organismo vivo es… eso, un organismo. Nada parecido a una máquina. Un organismo vivo es un sistema en equilibrio químico.

English: Betsy the Pug

English: Betsy the Pug (Photo credit: Wikipedia)

No es verdad que los pensamientos y las ideas son descargas eléctricas que se mueven en urdimbre de cables. Las ideas, los pensamientos, las palabras, las actitudes y un montón de cosas más… son substancias químicas en equilibrio o desequilibrio. Ocurren reacciones químicas que desencadenan procesos. Unos ayudan a la salud, y otros no. Unos con efectos inmediatos y otros con efectos a largo plazo. No quiero inundarte con esto, sólo quiero decirle a mamá: tómalo con calma. Una alteración emocional no es como una tormenta eléctrica —hoy truena y relampaguea por un rato, y mañana amanece fresco y despejado. Si te permites alterarte, pagarás con salud por ello. Todos los procesos bioquímicos son procesos históricos. Por eso el organismo humano, la sociedad humana, la psiquis etc., todos son procesos históricos. Cada momento depende de los momentos anteriores.

Abuela, yo sé que tu y Yeyé quieren llevar a Betsy con Ustedes. Que Ustedes quieren ocuparse directamente de ella. Pero eso no puede ser si mi tío no la lleva. No hay modo.

En resumen abuela, dile a mi mamá, a mi papá y a mi hermano que con Betsy amor, inteligencia y paciencia… mucha paciencia. Y que la salud no es simple y automática emanada del agua y la comida. La salud hay que gestionarla… por eso evolucionó el raciocinio. Todos los problemas podemos racionalizarlos. Racionalizar un problema es hacerlo manejable, entendible, digerible… y soluble (como dicen los matemáticos).

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Contando en el Mercado

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Abuela, estoy por estos días trabajando en el mercado de frutas y viandas del Río. Allí mi socio Dobby me ayuda… pero yo nunca lo dejo contar el dinero. No es por nada, Dobby es mi socio, pero siempre es mejor evitar la tentación de equivocarse. Yo quiero presentarle mi prima Betsy a Dobby. Él siempre anda diciéndome —preséntame a tu prima, preséntame a tu prima. Desde que vio la foto de Betsy quiere conocerla. Pero yo le digo que necesita otra ropa… siempre anda con la trapera esa. A mi prima Betsy le gustan las cosas bonitas y los dulces. Por eso le he dicho a Dobby que compre dulces, muchos dulces.

Mi hermano Jonathán ya se está preparado para el curso que iniciará en Septiembre. Primero iremos a la playa para terminar con broche de oro estas vacaciones. Yo le he dado algunos consejos a mi hermano sobre las Matemáticas para que este curso no se enrede las patas en los bejucos.

El asunto, abuela, es bastante sencillo. La Matemática es la ciencia que estudia las propiedades y características de las cantidades. Yo sé que, en la superficie del entendimiento, se piensa que la Matemática es —como la llaman— una ciencia abstracta. Que los números son un invento puramente artificial y que los matemáticos son gentes que tienen nada o poco que ver con la realidad. Pero no es así abuela… te lo digo yo, Pancho Cañongo. La cantidad, aún cuando hagamos abstracción de todas las demás propiedades físicas de los objetos, es una propiedad objetiva e indisoluble de la realidad. Aquí la clave está en la objetividad. Entonces, la Matemática es una ciencia que se ocupa de una propiedad objetiva de la realidad natural… tanto como otras ciencias naturales se ocupan de otras propiedades. La matemática es pues una ciencia natural.

Algunos no imaginan que haya algo que estudiar en la cantidad. Entonces dicen: “¡la cantidad… es la cantidad, no faltaba más!” Esos, como Dobby, no imaginan que las cantidades tengan sus propias leyes y relaciones. Como Dobby, son quienes no imaginan haya alguna propiedad o estructura para estudiar y entender… del espacio, y el tiempo. La cantidad y las formas son a la Matemática como el espacio y el tiempo a la Física.

De todos modos, abuela, deja que cada cual ande su senda. Mi hermano Jonathán y yo nos ocuparemos de las Matemáticas, a pesar de los muchos prejuicios alrededor de esto. Al menos eso nos hará inteligentes. Lo cual nunca está de más… pues ello condiciona la forma en la cual percibimos la vida y la sociedad humana. Y en eso de la sociedad, como dice mi mamá, yo tengo el uno: no importa que esté medio dormido… si llega un vecino yo levanto la cabeza para enterarme.

Abuela, te quiero mucho.

Pancho el Bodeguero de Puerto Príncipe.

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Pena, penita, pena…

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Abuela… qué pena, ¡se me cae la cara de vergüenza! Te cuento que mi hermano Jonathán cambia de novia como de camisas. No le duran nada las novias… Entonces no tiene tiempo para presentarme ninguna amiga. Y… mejor no te cuento todo, pues siempre hay alguien tratando de escuchar lo que te cuento, para luego correr con el chisme a las otras niñas de la escuela. Ya comenzará pronto el nuevo curso escolar, y mi hermano estará, como siempre, entre los mejores. Mi prima Betsy también va para la escuela, está muy contenta… y muy linda. Ella no tiene novio todavía, yo quiero presentarle un par de socios. Pero todavía no tengo socios.

 

Pancho Cañongo

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Arrieros somos… y en el camino andamos

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Abuela, estuve de viaje y no podía escribirte. Por todas esas carreteras del mundo… andando, y andando la senda. Mi abuelo Yeyé, el Cavernícola y yo hemos aprendido muchas cosas. Y yo quiero ayudar a mi hermano Jonathán, así él tendrá oportunidad para ganar de nuestra experiencia alguna luz. La luz de su camino. Además… yo quiero que mi hermano me presente a sus amigas de la escuela.

Manejar un camión, explícale a mi hermano, es como manejar la vida… sólo que no lo notamos. No hay accidente pequeño con un camión. Hay errores que no hay necesidad de cometer para aprender que son desastrosos. Entonces, necesariamente, tienes que confiar en las palabras y la experiencia de alguien. Para aprender ese mensaje, ese aviso, tienes que pensarlo, leerlo en tu mente… comprenderlo. Y siempre leemos símbolos.

¿Pero qué es eso sino manejar un camión? Tienes un objetivo, un camino… y un montón de símbolos sobre el camino. Si no aprendes a leer y entender las señales —le digo a mi hermano— será muy difícil que andes tu camino. Si interpretas erróneamente las señales, no se sabe a dónde podrías ir… si llegas a alguna parte. No existe tal cosa como la “Universidad de la Calle,” esa es una falsa apreciación de la hombría. Las señales del camino de la vida, su significado, y las acciones que le corresponden es un sistema de conocimientos… un sistema de experiencias y sus significados. Es el sistema cultural. Y ese sistema lo aprendemos sistemáticamente. Por partes, por niveles, gradualmente mientras nuestra mente madura. Y así como no hay caminos rectos, no hay avances en la vida sin sacrificios y disciplina.

Las palabras son símbolos y le adjudicamos significado basado en la experiencia colectiva. No puedes aceptar el mensaje si no reconoces al mensajero. Por ejemplo, abuela, si te acercas a un paso elevado, un puente el cual pasarás por debajo. Entonces tienes que ver, reconocer y entender la señal que indica la altura del puente. Tienes que saber tu propia altura para entender —antes de llegar al paso— si puedes pasar. Si la altura de tu camión es trece pies y seis pulgadas… y no hay señal de altura para el puente, no puedes confiar en una persona que esté parada en un costado del camino con un cartel escrito con el número 15. Esa persona puediera estar allí simplemente pidiendo dinero o cualquier otra cosa. Antes de embarcarte a pasar el puente tienes que aprender a reconocer las señales… y a los mensajeros de la vida.

Sabemos cuándo es invierno, o primavera. Sabemos cuándo las frutas están maduras, sabemos… qué edad tienen las piedras. Si lo aprendemos. Si nos lo enseñan. Todos los seres humanos, normalmente, nacemos con la capacidad mental para aprender unos de los otros. Tal como todos los animales mamíferos —excepto el elefante— nacemos con la capacidad física motora para saltar. Pero, entre los humanos, sólo unos pocos —los atletas, los que entrenan sistemáticamente y con disciplina— logran la facultad física motora de saltar por encima de dos metros. Sólo quienes sistemáticamente y con disciplina, entrenan, educan su mente, entonces logran la facultad mental para entender el significado de las más sutiles señales naturales —la naturaleza del espacio, el fundamento material de la vida, la sociedad humana… su historia y su movimiento. Nacemos capacitados… y logramos, alcanzamos facultarnos.

¿No sacaste buena nota en Matemática? No hay lamentos ni quejas que resuelva eso. Patá de yegua no mata caballo. Ningún camino es recto… pero si no sabes por qué el curso pasado no lograste la calificación que querías, entonces el curso próximo tampoco lo sabrás.

¿Qué…? Que no entiendes por qué se dice “la luz del camino.” Muy simple: la luz es lo que nos permite ver. Si no hay luz, no importa cuánto te esfuerces por ver. No importa cuánto abierto tengas los ojos. Si no hay luz… todo el camino estará oscuro. La luz llega a los objetos, es reflejada en ellos y a través de los ojos percibimos a los objetos. No es la vista y la luz la única manera de ver… pero es la vista nuestro más preciado sentido sensorial. Por eso lo usamos para significar los más delicados, preciados valores. Así vemos los obstáculos, los precipicios… las ventajas y el camino mismo. Por la luz interpretamos los colores y conformamos nuestra imaginación. ¿De qué está hecha la luz? ¿Cuáles son sus propiedades? ¿Cómo la luz puede transmitirnos información? ¿Qué es la información misma? Esas son muchas preguntas para un mensaje simple. Pero te contaré sobre la luz… las estrellas, las piedras… y los números.

Hablando de piedras… oye abuela, pregúntale a mi hermano Jonathán si puede ponerme una piedra con su amiga de la escuela.

El Bodeguero de Puerto Príncipe.

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camionero 2 pp

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Ocupado…

Ocupado con Kiki

Abuela, no te he escrito esta semana por falta de tiempo. Con abuela Kiki no tengo tiempo para casi nada… !siempre estoy ocupado!

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